PATRICIA FERNÁNDEZ MONTERO Madrid 28 NOV 2018 16:05
La colección de camisetas con lemas feministas de las líneas textiles Zara y Stradivarius ha abierto un polémico debate debido a que son diversas las polémicas que han rodeado al gigante de Inditex en estos últimos años, lo que ha puesto en duda la legitimidad del uso de mensajes feministas en sus camisetas.
Los cánones imposibles de belleza transmitidos por las marcas (y que entran en contradicción con la lucha feminista) llevaron en el año 2015 a una joven catalana de 17 años a iniciar una campaña de recogida de firmas en Change.org para que Zara retirase los “maniquíes anoréxicos” de un expositor. Inditex respondió alegando que formaban parte de una “partida minoritaria de maniquíes antiguos” y que no respondían a los cánones establecidos por el grupo.
Sin embargo, la presiones hacia la marca continuaron cuando meses después la misma joven comenzó otra campaña con la que reclamaba que Inditex fabricase tallas más grandes. La multinacional reaccionó y comenzó a fabricar tallas XXL de algunas de sus prendas. Desde entonces, han pasado tres años. No obstante, la página web de Zara sigue mostrando modelos que muestran un ideal de belleza basado en la delgadez.

Asimismo, a lo largo de este tiempo el aumento de popularidad del movimiento feminista ha provocado que numerosas empresas textiles hayan decidido confeccionar prendas con guiños al movimiento, como es el caso de Dior o del diseñador Ernesto Artillo. Sin embargo, las críticas que apuntan a una comercialización de un movimiento social son constantes. Claudia Garrido, estudiante de diseño y gestión de moda de la Univesidad Rey Juan Carlos, alega que “soy feminista, pero no me voy a comprar esa camiseta, porque realmente no me aporta nada”.
A pesar de que Inditex declara en su página web que sus políticas de igualdad y diversidad se orientan a “los valores de inclusión e igualdad de oportunidades”, su Consejo de Administración está compuesto por seis hombres, una sociedad limitada y una mujer. Del mismo modo, Inditex reivindica que trabajan “en pos de políticas que favorecen la maternidad y la lactancia materna, la salud y la seguridad en los puestos de trabajo, y la conciliación de aquellos trabajadores con necesidades específicas”.
«Es contradictorio, hablan de feminismo, pero a las mujeres casi nos obligan a irnos de la empresa”.
Sin embargo, una trabajadora de Zara con veinte años de antigüedad denuncia a este medio que “no quieren encargadas que sean mujeres, prefieren a los hombres porque no tienen la jornada de reducción de maternidad y a ellos no les interesa, ni les conviene. «Nos machacan, cada vez somos menos mujeres”. Además, añade que “es contradictorio, hablan de feminismo, pero a las mujeres casi nos obligan a irnos de la empresa”.
Asimismo, las contradicciones en Zara se han evidenciado tras la polémica que ha salpicado a la firma después de que haya puesto a la venta una camiseta bustier con la forma del pecho femenino, pero sin pezón. A diferencia de otros diseñadores, como Ernesto Artillo, que confeccionó una serie de trajes donde se dibujaba el pecho femenino , esta vez con su correspondiente pezón, y que han sido vestidos por personalidades del mundo artístico como Bárbara Santa Cruz, Isabel Coixet o Alfred García.

A la controversia por las prácticas desarrolladas por el grupo Inditex, se suma el informe publicado en el año 2014 por El Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales (SOMO), Telas defectuosas, que señalaba a numerosas empresas españolas, entre las que se encontraba Inditex, por la explotación laboral de menores de edad en las plantas textiles de India y Bangladesh. Además, el derrumbe en 2013 de una fábrica textil en Bangladesh hizo que el mundo mirase con otros ojos a los gigantes de la moda. Desde entonces, las medidas preventivas de Zara se intensificaron.
En conclusión, a pesar de que Inditex, en concreto Zara, imprime logos feministas en sus camisetas, en la realidad desempeña determinadas prácticas que se desvinculan del movimiento y que ponen en tela de juicio las acciones reivindicativas de la marca. “Son oportunistas. Es una forma más de aumentar las ventas”, sentenciaba la trabajadora de Zara.
Vía Onix revista