Estrella de cenizas
Lacónica voz medrada de ojos tristes
La amargura de tus manos revela la desdicha
Que se esconde cuando te delatas tras el ventanal
Iluminas con tus dedos de papel
Los que rasgan y flagelan
El proscenio te empuja hacia cien almas muertas
Y te vuelves frágil, niño de cristal, transparente marfil
Te rozan al saberte evanescente
Mil ojos que acechan sin saber verte
Y te dibujas insensible, vitrina de oro, corazón de hielo
En el invierno de Madrid huyes de tus demonios
Te visto de marzo desde mi retina
En el anaquel de mi cuarto te voy a asediar
Que Peter que acecha te vele por mí
Y de las sinuosas garras de las luces puedas escapar
Ciudad condal de tus ojos tristes
Bañados en sangre de sol de enero
Si mañana no amanece, y somos viento
Que lloren las calles victorianas tu pena de cien días
Libre como eres, no te dejes enjaular
Y deshaz tu vanidad de fiel devota humildad
Sin que las apariencias empañen algo tan puro
Como tú siendo tú sobre la vía más grande del mundo
Y con este réquiem te ruego, yo de hielo, tú de antaño
Que me quedé por la vileza de tu enigma
Que, cuando se apagan las luces: niño, mártir y viejo
Beban de ti sedientas las calles de mi ciudad
Lasciva confusión de mi deseo empañado
500 noches de espera absurda por un beso mal dado
Tres canciones y mil palabras huecas para verte perjurar
Con mi poesía y mi mar, adónde quieras ir, te iré a buscar.
Disfruta de Madrid, y lo que venga