A veces las luces no te dejan ver, y es una pena, niño de cristal, que te dejes deslumbrar por los focos transparentes.
Pero niño de masas solitaria, niño de humo y sin piedad. Que yo de ti no quiero nada, nada que en mi maleta no pueda llevar.
Suena Chopin casi de fondo, se viste el Gabo de color especial. Transparente a mis manos, niño de masas, entre arte e historias te vas a amedrentar.
Yo no tengo intención de seguirle, marche libre a dónde usted quiera marchar. Ya volverás con los vientos del norte, y en otro sur nos iremos a encontrar.
Cristalizas amores de sueños punzantes, ves fantasmas que te vienen a acechar. Ay niño dulce, intrínseco de bondades, no confundas mis sueños con tu realidad.
De un par de paseos yo te podría, sin salir de Madrid, a otro mundo llevar. Tú mientras captura en tu cámara el momento, que se nos escape el tiempo a la eternidad.
Si tú quisieras, niño eterno, un segundo te fuera yo a regalar. Pero no quieres, no puedes niño, y a punto estás de verme marchar.
Cierra la puerta cuando salgas, que se cuela la luz por el ventanal. Y si tú lo supieras, niño sin alma, a mi verita cerca, te irías a quedar.
Ay niño dulce de cien amapolas, tápate bien, no te vayas a resfriar. Deja que hoy te cante la luna, que ellos no se tienen por qué enterar.