Patricia Fernández 25 de octubre de 2019 - Madrid
Es casi una ironía amarga de la causalidad el frío que viste las calles de Madrid esta mañana de finales de octubre. La sátira de que sea domingo solo se endulza con el motivo que me ha traído hasta aquí: charlar con Pablo Pedraza sobre su música. Nos hemos dado cita en una conocida cafetería de la calle Velázquez y el fulgor de las luces anticipa que hoy, el café, va sobre arte. Pablo entra en el local como un torbellino, sonríe, se aparta las gafas y se atusa el pelo. Antes de que me quiera dar cuenta se pide un café y nos lanzamos a charlar. Por ello, antes de que a ambos se nos olvide el papel, dejadme que os presente a Pablo.
“La música me daba vida. Tenía claro a lo que quería dedicarme”
Pablo Pedraza es natural de Madrid y aterrizó en el mundo de la música a una edad tan ejemplarmente temprana como la hora a la que me citó, a los diez años. Por aquel entonces el niño de los conciertos improvisados de domingo comenzó a tomar clases de canto y solfeo para educar su voz “de tenor”. Sonríe y confiesa: “Mi voz era para cantar canciones como “Oh, sol mío”. Pero yo era un niño, tenía 12 años, y quería ser como Bisbal o Chayanne”. Hizo su primer casting en el Teatro Coliseum de Madrid para el musical ‘Sonrisas y Lágrimas’, «estaba emocionadísimo, imagínate. Tenía claro que quería dedicarme a la música, era la pasión de mi vida«.

Con el apoyo de su familia entró en el programa ‘Veo, Veo’ de Teresa Rabal donde admite que, pese a su corta edad, le gustaba, se sentía cómodo y que aquel era «un lugar donde disfrutar». El desparpajo con el que Pablo habla de aquel niño que fue le lleva a revelarse: “Hablo mucho en los conciertos y en las entrevistas. Lo cuento todo. Cuando acabo tengo que parar y pienso, ¿qué habré dicho?”. Sonrío y lanzo una mirada inquisitiva: “¿Cantantes que se creen monologuistas?» Pablo asiente y hace una mueca, le gusta lo que hace: comunicar y cantar. Él dice que se mete “mucho en el papel”. En el de artista, pienso yo.
Entonces disparo. Pablo el artista, el que canta y te lleva en sus letras. Y Pablo que estudia, que trabaja, que, aunque el tiempo empieza a correr y su taza de café a vaciarse, sus ojeras le delatan: pocas horas de descanso por un sueño. Se justifica, “la música me da vida desde pequeño”. Pese a ello, al llegar a la mayoría de edad se retiró de los escenarios durante ocho años para estudiar Marketing y Comercio Internacional y desempeñar su otro yo. Pero Pablo había integrado hasta ese momento una dualidad en él que, antes por sus canciones y ahora por escucharle, se me antoja indisoluble.
«Escuchándote hablar así de la música no te imagino viviendo ajeno a ella. ¿Qué pasó, Pablo?” Explica que no fue un “punto de inflexión” lo que le llevó a darse un respiro, sino que más bien se trató de «un conjunto de circunstancias vitales» que le empujaron a dejar de cantar, “lo olvidé totalmente, no me llamaba la atención”. Pero en estos años una canción afloró, ‘Rebeca’, y se me antoja como un filo hilo que mantuvo a Pablo unido a su música. «No me arrepiento de esos años, fue cuando descubrí que me quería dedicar por completo a la música”.

Al término de sus 24 años un amigo aconsejó a Pablo, casi por boca del destino, “volver a intentarlo”. Aunque el joven tenía dudas ya que “después de tantos años estaba inseguro, no sabía qué podía pasar”, subió a YouTube una cover del tema de Carlos Rivera ‘Solo tú’ y, desde entonces, no ha dejado de cantar.
Pablo Pedraza volvió entero y despertó al artista que había dormido (o fingía dormir) mientras el otro soñaba. “Tras ver el apoyo en las redes sociales desperté como un dragón”. En esa época conoció a su guitarrista, Javier Bobe, con el que hoy interpreta temas como ‘Tú’. “Javi me animó a ir a un micro abierto. Me di cuenta de la conexión que teníamos, le secuestré y le dije, “tú te vienes conmigo”. Desde el momento en el que el dúo se hizo inseparable Pedraza comenzó a componer sus propias canciones y a tocar en salas madileñas que, poco a poco, fue llenando».
“Hay que tener voluntad y ganas para alcanzar un sueño, a mí me mueve el mío. Lo tengo claro, sé qué camino quiero llevar”

Al tiempo que regresaba a los escenarios el joven continuó estudiando y trabajando. “Cuando me preguntan que cómo hago tantas cosas lo único que puedo responder es, “lo hago”. Saco tiempo de dónde no hay”. Y es que ese transformar en energía el “de dónde no hay” resume en pocas palabras la lucha de Pablo Pedraza por conseguir su sueño. “A veces después de estudiar y trabajar me iba a un concierto. La música me llenaba tanto y era tal la ilusión que, aunque al día siguiente estuviese muerto de cansancio, lo hacía. Se trata de fuerza de voluntad y de ganas, y yo tenía toda la del mundo. Me movía mi sueño”.
En 2017 Pablo lanzó su primer EP, cuyas letras, compuestas por Javi Bobe, se basan en sus historias. Un día después de su lanzamiento Pablo se colocó entre los 10 primeros puestos de iTunes, “estaba flipando, llamé a Javi para contárselo, no se lo creía. No me podía imaginar que podría llegar a estar entre lo diez primeros puestos durante tres o cuatro días junto con artistas como Alejandro Sanz o Malú. Fue un momento que me marcó, no me lo esperaba. Pero luego reflexioné, yo había trabajado para llegar hasta ahí”.
«Hace tiempo sabía que se iba a cumplir
Es Difícil decirlo en una canción
Tuve claro que esa era la ambición
Porque sé que hoy volvería a ser como soy»
Volvería a ser como soy, Pablo Pedraza (2017)
Le cuento a Pablo que, ahora que le escucho, su tema, ‘Volvería a ser como soy,’ cobra más sentido aún. Lo que su dureza y perfeccionismo esconden cuando habla de sus éxitos lo delata el brillo de sus ojos cuando relata cómo se sintió aquel día, cómo recuerda aquellas salas de Madrid e, incluso, el cariño que le guarda a aquellas covers de las que reniega, porque los inicios también forman parte del camino.
“Con Javi, mi guitarrista, formamos un dúo perfecto. Nos entendemos. Sé que no me voy a perder porque Javi me va a guiar”
Llegados a este punto mi pregunta cae por su propio peso: alcanzado uno de tus grandes objetivos, ¿qué es el éxito? “El éxito consiste en que te sigan dando oportunidades. Que me llamen de las salas, que quieran escucharme. Es mi éxito personal que, después de ocho años, pueda regresar y que al verme en las entrevistas yo mismo piense, ¿qué hago aquí?”. “Te reconciliaste contigo y con tu arte” musito. Nuestras tazas tiritan, casi vacías, Pablo posa la mirada en mí, “así es”.

Con quien sí se identifica Pablo, porque en este café las canciones se humanizan y la calle lleva nombre de artista, es con su último single, ‘Decirte adiós’. “Me quiero mover en el terreno de este tema, más rockero. Javi y yo estamos madurando bastante. Ambos somos muy trabajadores y perfeccionistas, él es como mi alma gemela. Nos llevamos mutuamente, si en un concierto él se equivoca o lo hago yo no nos quedamos en blanco. Sé que puedo seguir porque él me va a guiar”.
Podría haber sido yo quien diese el último paso
En un baile que desde hoy está abocado al fracaso
‘Decirte adiós’, Pablo Pedraza (2019)
Y, aunque se confiese rockero, yo me confieso más: “Pablo, ‘Decirte adiós’ es una oda al romanticismo. Tú eres un romántico”. Él me sigue, “pues sí, aunque con los años soy menos romántico porque al final aprendes de la vida. Pero en los conciertos es rara la vez en la que no llore. Siempre que canto la canción de ‘Con las ganas’ de Zahara lloro, es una canción tranquila, que te permite acariciar la letra. De hecho, es un tema que canté con Cepeda”.
Luis Cepeda, con quien también compartí un café por estas fechas hace un año a las espaldas de Gran Vía, es uno de esos artistas de los que Pablo dice «nutrirse». Se conocieron antes de que el gallego entrase en la Academia de ‘Operación Triunfo’ en 2017 y, tras su salida, cantaron juntos la misma canción que, después de los focos y las luces, una noche en una sala de Madrid les volvió a unir.
«Me encantaría poder colaborar con Luis Cepeda algún día»
“Recuerdo que estaba en un concierto en la sala Fulanita de tal (Madrid). No había vuelto a hablado con él (Luis Cepeda) después de ‘OT’ por todo el agobio y, de repente, se presentó allí. Ambos nos pusimos a llorar”. Pablo recuerda aquel momento emocionado, sabía que su amigo acapararía la atención, pero afirma que “la liaron” y que ambos cantaron juntos al ritmo de Zahara. “Siempre se lo agradeceré, no me esperaba que viniese. Sé que es complicado, pero me encantaría poder colaborar con Luis algún día».
Cuando Pablo habla de inspiración el joven recuerda a su madre, que falleció cuando él a penas tenía quince años, «quiero dedicarle una canción y sé que para ello tengo que estar preparado al 100 por cien”. Pablo es mental, sí, pero sobre todo es la emoción que denota cuando habla de sus historias, de las suyas y de las que roba, “me gusta sentarme en los cafés e imaginarme las vidas de otras personas. Y necesito tiempo porque, aunque las ideas son importantes, también lo es el tiempo para poder contar».
En una realidad que demanda fugacidad e intrascendencia a mí el tiempo se me antoja un privilegio y, por eso, inquiero, ¿qué destino le depara a los cantautores de guitarra en mano y letras propias, reposadas, sentidas y vividas? “Es complicado. Aunque poco a poco a los cantautores como Marwan o Pablo Moreno se están haciendo un hueco. Pero, también te lo digo, me quema que las discográficas den oportunidades a personas como Isa Pantoja o Ylenia en lugar de a personas que se lo están currando”. Pese a esta amarga perspectiva Pablo admite que Madrid, su Madrid, rebosa música, y él tiene oídos para escucharla. “Vas andando por la ciudad y está llena de músicos, personas muy buenas, con voces increíbles».
Lo cierto es que este sábado 26 de octubre Pablo Pedraza vuelve y lo hace en la sala ‘Funalita de tal’ (Madrid), lugar en el que tantas veces ha estado, en el que tantos y tantos momentos ha vivido de mano de la música. Avisa: «Será un concierto muy variopinto que sorprenderá, desde canciones de Pablo López hasta Fangoria. La gente se sorprende de los altibajos que doy en los conciertos, pero lo que me gusta es que a las personas queden impactadas y que quieran volver. Tengo ganas”.
“A todos los niños les digo que luchen por sus sueños. Se trata de trabajo, constancia y ganas. Nada es imposible«
Su simpatía y desparpajo esconden al joven apocado que aparece cuando se baja del escenario y se retira el entrevistador. “Las veces que me han parado por la calle me he muerto de la vergüenza. Recuerdo de un niño cuya amiga quería conocerme. Me hizo mucha ilusión, es muy bonito, pero me da una vergüenza terrible”. Hablando de ese niño, ¿qué le diría Pablo a las y los jóvenes que, como él, han buscado y se esfuerzan por encontrar su lugar en el mundo? “A todos los niños les digo que luchen por sus sueños. Se trata de trabajo, constancia y ganas. Nada es imposible. Con cabeza y cautela se llega”.

Pablo termina con la simpatía y la humildad que revisten su arte y sus canciones y agradece el encuentro. Nuestras tazas de café, para los curiosos, hace tiempo que nos espían vacías. El reloj ha corrido y esta cafetería escondida en Velázquez se ha llenado de las familias e individuos que se esfuerzan por saborear su domingo.
Compruebo que la grabadora ha rescatado cada palabra de Pablo y, aunque a los dos nos gustaría alargar el encuentro, mandan los horarios, lo que nos demuestra que, por muy pronto que se empiece, por mucho que queramos dejar el café reposar, el tiempo apremia. Sin embargo, también espera, siempre espera. El tiempo espera a que Pablo se abrigue, a que yo recoja el cuaderno y a que Claudia, que ha sacado las fotos de este encuentro, guarde la cámara. Porque nunca es tarde, no lo suficiente como para impedir que volvamos a empezar y, este viernes, Pablo Pedraza lo vuelve a demostrar: con constancia los sueños se hacen realidad.
Gracias a ti, Pablo.