En tu imagen desnuda mi Alma se desdobla,
tu caricia, maternal, atraviesa mi diafragma.
El sepulcral dolor desaparece tras tu mirada
y la tierra respira sangre aún lozana.
Calla, mujer, que el llanto es amargo
y deshaz, fastuosa, este cuerpo inerte.
Seduce a la Luna que clama el misterio
de la nieta que llora de espaldas tu muerte.
La espada caliente atraviesa mi pecho
es tu ausencia pura, me mira de frente.
Y en la noche oscura mi amargura clama
los versos que lloran por volver a verte.
Te quiero con el cuerpo regado de lirios
y tu ciega sonrisa calmando la ausencia
tu sangre cobriza que mancha la tierra
me devuelve a tus brazos,
me devuelva a mi abuela.
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