Perdida la noción de representación, ataviada por el excelso sentimiento de realidad, el mundo atraviesa uno de sus marcos literarios más flamantes, liminales y esperpénticos.
Patricia Fernández
Perdida la noción de representación, ataviada por el excelso sentimiento de realidad, el mundo atraviesa uno de sus marcos literarios más flamantes, liminales y esperpénticos.